L@s perit@s ¿para qué servimos?
¿Para qué servimos?
Los papeles del famoso extesorero del
PP están consiguendo lo que siglos de profesión discreta y
necesaria no han conseguido, poner en el ojo del huracán a l@s
perit@s calígraf@s.
Como la vulgarización de los términos
provoca también la deformación de los conceptos, repaso los dos
términos fundamentales sobre los que cabalga la más solemne de las
confusiones, que es considerar la grafología y la pericia
caligráfica sinónimos.
Con todos mis respetos la diferencia
estriba en que una se ha erigido a los largo de los tiempos como una
ciencia (hay quien habla de seudociencia como Mario Bunge) y la otra
en cambio se presenta como un procedimiento técnico para llegar a
conclusiones contrastadas y objetivas, por lo tanto, científicas.
Partiendo de esta idea, ni que decir
tiene que en nada se asemeja un análisis pericial caligráfico
a un análisis grafológico. Sus
objetivos y su enfoque son totalmente distintos, ncluso antagónicos.
La grafología pretende analizar la
personalidad de un individuo/a a través de su letra. Lo que
significa entrometemos en un campo minado por las intuiciones y la
subjetividad, que ni siquiera me atrevo a abordar, de momento.
El
análisis pericial caligráfico
permite:
- Dilucidad la autenticidad o falsedad de un firma
- La suplantación de la personalidad a través de la imitación de una letra.
- Permite averiguar la autoría de un texto, en el caso de anónimos, por ejemplo.
- Si ha habido tachaduras, añadidos o borrados de texto en un escrito
- Si ha sido escrito por una misma impresora
- Discriminar las tintas manuales
- La cronología de un escrito
- Averiguar la secuencia cronológica de la firma y el sello.
- Análisis de sellos, billetes, cheques
- Análisis desde otros soportes: paredes, vallas, etc.
Habrán
deducido a estas alturas que la
pericia caligráfica
es, en realidad sólo una parte de mi trabajo como analista
documental,
del mismo modo que la caligrafía es solamente una parte de un
escrito.
Las
intervenciones, manipulaciones fraudulentas (o no) forman parte del
análisis documental, por eso podemos hablar de la pericia
caligráfica como Grafoanálisis o grafotecnia o
grafodocumentoscopía. Esos términos si llegar a la total sinonimia,
al menos no se entorpecen porque son ruedas del mismo vehículo.
A
partir de estas premisas, en sucesivas entregas, continuaremos
profundizando en los temas apuntados.
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